Seré sincero. No utilizo a S.M. la Reina Leticia en los cursos para hablar en público, simplemente comparamos dos de sus intervenciones. Ya me gustaría a mí que se pudiera pasar un día por algunas de mis sesiones para ilustrarnos sobre alguna cuestión. Y puestos a soñar, si pudiera elegir, preferiría que nos hablara sobre “cómo crecer en confianza y naturalidad”. Luego lo explico.
En un curso para hablar en público hay diferentes partes que son claves. A mi me gusta empezar con unas dosis de motivación. Pero motivación de la buena, no la que consiste en colocar cuatro frases grandilocuentes que nos pongan de subidón. Se trata de la motivación que nos muestra la necesidad y, sobre todo, el beneficio que aprender a comunicarnos infiere a nuestras carreras profesionales, académicas, o en nuestra vida personal. En resumen, se trata de entender que “esto me motiva porque me hace bien”.
Después pasamos a declararle la guerra al miedo escénico. Pero sin matarlo -es imposible-. Preferimos hacerlo prisionero. Que sepamos que está ahí, pero le decimos que no va a ser determinante. Que no nos va a dejar sin palabras.
Evidentemente hablamos de la comunicación no verbal, la paraverbal y de la estructura de nuestras intervenciones (me encantan las caras de felicidad cuando despliegas delante de los participantes en un curso una estructura coherente, atractiva y sencilla, que pueden utilizar en la práctica totalidad de sus intervenciones).
¿Y dónde viene la parte la Reina Leticia en los cursos para hablar en público? Cuando hablamos de la preparación. Y de cómo el uso de las herramientas y la práctica, lejos de conducirnos a presentarnos en público como más artificiales, nos hace aparecer con más naturalidad, cercanía y sencillez.
Cuando hablamos de la Reina Leticia, estamos hablando de alguien a quien hemos supuesto siempre unas dotes extraordinarias para la comunicación. No podemos olvidar su condición de periodista y presentadora de telediarios. Pero pese a ello, ya siendo Reina, se ha tenido que enfrentar a intervenciones en foros en los que no se ha sentido cómoda, no ha aparecido como natural y no ha explotado bien sus recursos para una buena comunicación. Pero, eso era hace unos años; ahora la cosa ha cambiado, y mucho.
Lo que hacemos en los talleres es comparar su intervención en la 39ª Conferencia de la FAO el 12 de junio de 2015 en la que fue nombrada “Embajadora Especial para la Nutrición”. En este evento hizo un buen discurso, pero no parecía natural. Una gran parte de su intervención precisó miradas constantes al texto escrito. Esta atención casi permanente le impidió dos cosas: mantener el contacto visual con el público con más asiduidad y utilizar las manos para reforzar sus mensajes (salvo breves excepciones, sus manos estuvieron asidas al atril). También, su tono de voz estuvo carente de inflexiones y cambios en el volumen que hicieran su comunicación verbal más atractiva.
Eso fue en 2015. Pero nueve años después, descubrimos otra oradora. Ponemos como ejemplo su discurso el 16 de mayo de 2023 en la «XXII Congreso Salud Mental España«. En este caso nos encontramos una mujer que transmite seguridad y naturalidad. En esta intervención (y en todas las de estos últimos años) observamos como su comunicación no verbal, manos, gestos faciales y posición corporal, ahora comunican al 100%. Y lo hace en positivo. Cómo usa los recursos de voz para darle brillantez, calidez y dirección a sus mensajes. Cómo, y esto es muy importante, su mirada está con el público. Pasó de una oradora con la mirada puesta en el papel a una oradora que, salvo miradas fugaces a las notas, pone toda su atención en la conexión con la audiencia. Y eso se hace siendo consciente de que mejorar es posible, y trabajar, claro.
En los cursos para hablar en público, de estos videos y sus comentarios (de manera breve, no creas que estamos media hora analizándolos), solemos extraer varias enseñanzas:
La primera es que los nervios e inseguridades afectan a todas las personas, incluso a reinas (y periodistas). La segunda es que practicar, mejorar nuestra posición corporal, nuestra comunicación no verbal y prepararse bien las intervenciones, no conlleva artificialidad, sino todo lo contrario, más naturalidad, más cercanía. Y as así porque no permite poner a disposición de nuestra comunicación todos los recursos, con más confianza y pasión.
Como así han analizado muchos otros expertos en comunicación, el salto de la Reina Leticia en su oratoria e imagen personal ha sido extraordinario.
Ahora ¿estoy poniendo en los cursos el listón muy alto? Tengo claro que no. Y lo pienso por tres razones. La primera porque lo que ha conseguido la Reina Leticia lo han conseguido muchas otras personas. Con diferentes estilos y para diferentes contextos, pero lo han logrado. La segunda razón es porque siempre he entendido que es bueno fijarse en los mejores. Y la tercera, y más importante, porque lo que vemos en los talleres y cursos, las herramientas, el conocimiento, las técnicas y la práctica tienen como objetivo lo que ha conseguido la Reina Leticia: efectividad, naturalidad y cercanía.